Nos gozaremos y alegraremos en Dios. No abriremos las puertas del año a las lúgubres notas del tamboril, sino a los suaves sonidos del arpa del gozo y a los retumbantes címbalos de la alegría. «Venid, cantemos con gozo al Señor, aclamemos con júbilo a la roca de nuestra salvación» (Sal. 95:1, LBLA). Nosotros los llamados, los fieles, los elegidos, ahuyentaremos nuestros pesares y levantaremos nuestras banderas de confianza en el nombre de Dios. Dejemos que otros se lamenten de sus aflicciones; nosotros