Esta mañana, en Lecturas matutinas, hemos deseado que el conocimiento que tenemos del Señor Jesús experimente un crecimiento; es bueno, pues, que esta noche consideremos un asunto el cual tiene afinidad con el tema de esta mañana: es decir, el conocimiento que nuestro celestial José tiene de nosotros. El conocimiento que Jesús tiene de nosotros era perfecto mucho antes de que nosotros tuviésemos el más insignificante conocimiento suyo. Antes que estuviésemos en el mundo, ya estábamos en su corazón.